El Peligro de Predicar para Ganar Popularidad
Publicado: 1 marzo, 2013 Archivado en: Religión 2 comentariosEl Peligro de Predicar para Ganar Popularidad
Galatas 2
En las competencias atléticas siempre hay quienes quieren jugar para obtener la ovación del público. Su interés principal es llamar la atención sobre sí mismos. Les gusta escuchar su nombre, gritado con aprobación entusiasta por miles de aficionados.
En la obra de Dios no faltan quienes tienen la misma actitud. Tal vez nunca alcancen la fama, pero buscarán la forma de lograr que las masas los aplaudan por su “gran ministerio” para el Señor. No cabe duda de que en alguna Ocasión todos hemos tenido que luchar con esta tentación, porque a todos nos gusta recibir la atención y aprobación de los demás. Sin embargo, en Gálatas 2, Pablo nos advierte del peligro de buscar el reconocimiento humano. Dios no nos ha llamado para exaltarnos a nosotros mismos, sino para glorificarle a él. Si nuestra meta es complacer a quienes nos rodean, siempre estaremos descontentos, porque nunca seremos tan bien aceptados como quisiéramos. Pero la mayor pena vendrá al final del camino, cuando nos demos cuenta de que tampoco hemos agradado al Señor por estar ocupados tratando de obtener el aprecio de la gente, en vez de hacer todo para la honra y gloria de él.
En cierto sentido, hay algunos peligros de hacer esto en el servicio cristiano similares a los que se encuentran en el mundo deportivo:
1. Como casi todos están ocupados buscando su propia popularidad, de todas maneras nadie se da cuenta de lo que hacemos.
2. Al poner la mirada en los aplausos, no nos fijamos en el oponente, el enemigo verdadero que quiere eliminarnos y ganar la competencia.
3. Al concentrarnos en conseguir nuestros fines, ignoramos al entrenador; el que quiere que vayamos mejorando, a quien le interesa el triunfo del equipo, y quien tiene derecho a participar de los resultados.
4. Si sólo buscamos popularidad, descuidamos a nuestros compañeros de equipo con quienes debemos colaborar para obtener el triunfo.
Además de los anteriores, Pablo señala en su epístola otros aspectos específicos de este problema que surgieron en las iglesias cuando los líderes empezaron a tratar de conseguir la aprobación de la gente. Al introducir la cuestión, el apóstol indica que aun él mismo había luchado con esa tentación.
Los judaizantes lo atacaban de tal manera, que en ocasiones debe haberse cuestionado cómo iba a ser recibido por la gente de las iglesias. Constantemente tenía que revaluar la meta de su ministerio. Su interés era servir a Dios, glorificarle y agradarle, no recibir la aprobación de las masas. No le importaba si la gente reconocía el valor de su ministerio o no.
Porter, R. (1992). Estudios Bı́blicos ELA: ¡Verdaderamente libre! (Gálatas). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.
Bendiciones.
Pastor, buen artículo para detenerse a pensar, ¿aún conservo el objetivo con el que inicié la competencia? Bendiciones, y gracias al Señor que siempre, como pastor con sus ovejas, nos está dirigiendo con el callado de la palabra.
Carlos:
Dios te bendiga 🙂 gracias por tus comentarios.
bendiciones