La paloma, el buitre y la regeneración
Publicado: 4 diciembre, 2014 Archivado en: Apologética, Calvinismo Radical, Sectas, Teología 1 comentarioLa paloma, el buitre y la regeneración.
Por: Damián Ayala
Este es la continuación del pos´t (La paloma, el buitre y el libre albedrío.)
En el post antes mencionado hablamos sobre el error de los calvinistas radicales de negar el libre albedrío que tiene el hombre para aceptar el don de la salvación. Concluimos que el hombre si tiene libertad de elección, esto gracias a la gracia capacitadora de Dios que da a todo oyente del evangelio habilitándolo para aceptar o rechazar el preciado regalo.
Como todo sistema teológico, un error trae otro error, el particularísimo forza a nuestros amigos calvinista radicales a negar el libre albedrío e inventarse el cuento de que Dios para poder ser soberano, (pura especulación) regenera a los pecadores para que puedan elegir a Cristo y ser salvos. Pero, ¿podemos separar la salvación de la regeneración? ¿Se puede estar regenerado y no ser salvo?
Regeneración:
En el NT regeneración (palingenesía) solo se encuentra dos veces: en Mt. 19:28 y Tit. 3:5.
en el primer caso, se emplea en el contexto escatológico de la segunda venida de Jesús; y en el segundo, se refiere a la renovación de la persona.
palingenesia nuevo nacimiento (palin, de nuevo; genesis, nacimiento). Se utiliza de la regeneración espiritual (Tit 3.5: «de la regeneración», rv, rvr), involucrando la comunicación de una nueva vida, siendo los dos poderes activos para producirla «la palabra de verdad» (Stg 1.18; 1 P 1.23), y el Espíritu Santo (Jn 3.5, 6); el loutron, baño, lavamiento, es explicado en Ef 5.26: «habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra».
Hay que aclarar que el concepto bíblico de regeneración no se agota en el vocablo palingenesía, sino que puede encontrarse en muchas otras figuras, símbolos y metáforas, como las expresadas como «concebir, engendrar de nuevo» (Jn. 1:13; 3:3, 4, 5, 6, 7, 8; 1 Jn. 2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18; 1 Pd. 1:23); «nueva creación» 2 Cor. 5:17; Gal. 6:15); «nuevo hombre» (Ef. 4:24); «vivificar» (Ef. 2:5; Col. 2:13); «renacer» (1 Pd. 1:3).
Tenemos que entender que el nuevo nacimiento y la regeneración no constituyen etapas sucesivas en la experiencia espiritual; se refieren al mismo acontecimiento, aunque lo contemplan en diferentes aspectos. El nuevo nacimiento destaca la comunicación de vida espiritual en contraste al anterior estado de muerte espiritual; la regeneración destaca el inicio de un nuevo estado de cosas en contraste con el viejo.
Teniendo claro, qué es la regeneración, podemos analizar lo que nuestros amigos calvinistas radicales quieren que creamos respecto al tema.
Citemos las palabras del hermano Sugel Michelén publicado en el blog amigo http://elteologillo.wordpress.com -Si partimos de la premisa de que el hombre está muerto en sus delitos y pecados, es obvio que el hombre no tiene la capacidad natural de escoger a Dios, a menos que Dios haga una “obra de regeneración en su corazón”.
-Y eso es exactamente lo que hace Dios en la regeneración: él cambia la naturaleza humana y hace una transformación de tal manera que yo libremente escojo a Cristo. No fue obligado, fue libremente, pero ya Dios había hecho una obra previa en mí.-
No se que entiende usted, pero yo entiendo que el hermano nos quiere persuadir a que creamos que para ser regenerados no requerimos de la obra redentora de Jesucristo, basta solo la “supuesta soberanía de Dios” para ello, es como un estado de pre-salvación o media salvación, ya solo lo que el hombre tiene que hacer es un tramite burocrático para ratificar su salvación, el tramite es escoger a Cristo. -Casi escucho a los hermanos decir, bueno, hermano, es que esto es una revelación que Dios tiene que darle.-
Los calvinistas radicales para enseñar que Dios regenera a los perdidos sin la necesidad de la obra redentora de Cristo suelen poner un pie en territorios filosóficos para justificar su sistema teológico y así darle la dirección que ellos quieren a la escritura. Decir que la regeneración antecede al arrepentimiento y a la fe es una especulación filosófica, pero separar la regeneración de la salvación es una aberración. La única forma de que usted pueda creer esta mentira es caer en las garras de su sistema teológico. Sin duda el testimonio de la palabra enseña todo lo contrario. Usted va a encontrar en la palabra; y el que cree será salvo, tendrá vida eterna etc.., jamás encontrara un verso que diga.. el que es regenerado podrá creer…
Nuestros amigos sin importar lo que enseña la escritura en este tema, dicen llegar a esa conclusión basados según ellos por la lógica, la cual reza, que si todas las personas son auténticos pecadores, totalmente depravados e incapaces de responder a la gracia de Dios, nadie puede convertirse a menos que sea regenerado previamente. El arrepentimiento y la fe no son capacidades humanas. Este tema se resuelve con la gracia capacitadora de Dios explicada en el post (La paloma, el buitre y el libre albedrío.)
Uno de sus pasajes favoritos para demostrar que Dios regenera antes de que la persona pueda creer es (Ezequiel 36.25–27, RVR60) dicen, ya ve hermano Dios es el que lo hace no el hombre!!! La cosa es que nadie dice que lo hace el hombre, Sin duda Dios en su soberanía y por pura misericordia -por medio de la obra de Cristo, ¡él !! Esparce agua limpia sobre a aquellos que se arrepienten y ponen su fe en Cristo, ¡él !! una ves siendo salvos y no antes nos da un corazón nuevo, ¡él !! pone en nosotros espíritu nuevo ¡él !! pone dentro de nosotros su Espíritu, ¡él !! hace que andemos en sus estatutos, ¡él !! todo esto lo hace ¡él !! cuando uno responde al evangelio con arrepentimiento y cree que Jesucristo es su salvador.
La evidencia bíblica favorece la posición de que la persona debe arrepentirse y creer para ser salvo y por consecuencia regenerados. Diferentes llamamientos a responder al evangelio implican que arrepentirse y creer trae como resultado la salvación. Entre ellos está la respuesta de Pablo al carcelero de Filipos “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa” (Hch. 16:31). Pedro hace una declaración similar en su sermón de Pentecostés: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hch. 2:38). (Decir que estas palabras son dirigidas a personas ya regeneradas es decir lo que la palabra no dice.)
Este parece ser el patrón a lo largo de todo el Nuevo Testamento. Incluso John Murray, que inequívocamente considera la regeneración como anterior, parece negar su propia posición cuando dice: “La fe de la que estamos hablando ahora no es la creencia de que hemos sido salvados, sino la confianza en Cristo para que podamos ser salvados”. A menos que Murray no considere la regeneración como parte del proceso de la salvación, parece estar diciendo que la fe es instrumental para la regeneración y por lo tanto, lógicamente anterior a ella.
La regeneración es el milagro que se da en la vida de quien acepta a Cristo, ocurre en la conversión cristiana, cuando el pecador que se arrepiente y cree pasa de muerte espiritual a vida espiritual. Como tal, es simultánea con los otros aspectos de esta experiencia religiosa, es decir, justificación, adopción y santificación inicial. En otras palabras una persona que es regenerada en el mismo momento es justificada, adoptada y santificada. Ni la regeneración es anterior a la salvación como dicen los calvinistas radicales, ni la justificación es antes que la regeneración como dicen los arminianos, Mas bien, son actos como ya dije simultáneos, una persona no puede ser regenerada sin ser justificado o ser justificado sin ser regenerado, que en la teología separemos estos conceptos para su estudio no nos debe llevar a creer que se dan en una linea cronológica. Esto equivale a creer que Dios esta dividido en partes cuando estudiemos sus atributos constitutivos y morales.
Si una persona es regenerada estamos hablando que es salva y esto solo por medio de la fe en Cristo Jesús, así lo dicta la soberanía de Dios, decir lo contrario es ir en contra de tal soberanía. Definitivamente el hombre no nace por voluntad propia ni busca nacer de nuevo, esto es un don de Dios que da por su propia voluntad aquellos que se arrepienten y creen en el Señor Jesucristo previamente. El decir que Dios te regenera acto separado de ser justificado, adoptado y santificado es un cuento chino y filosófico nacido del error de un sistema teológico.
La conclusión entonces es que Dios salva, regenera adopta y santifica a aquellos que se arrepienten y creen. ¿Esta conclusión es incoherente con la doctrina de la incapacidad total.? ¿Estamos divididos entre las Escrituras y la lógica en este punto? De ninguna manera, si consideramos que Dios en su soberanía da su gracia capacitadora a todas las personas que son expuestas al evangelio de Cristo para que puedan libremente decidir si negar o aceptar el don de la salvación no hay necesidad de una regeneración anterior a la fe.
Dios los bendiga.
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[…] **Este artículo ha sido tomado del blog amigo ACTIVISTAS DE CRISTO. […]