Características de una persona intelectualmente deshonesta
Publicado: 11 agosto, 2014 Archivado en: Apologética 2 comentariosCaracterísticas de una persona intelectualmente deshonesta
A veces la verdad molesta. Es más fácil decir que la verdad no existe o que es relativa para no tener la responsabilidad que conlleva conocerla.
Pero, ¿cómo sabemos que lo que conocemos es verdad?
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La verdad es todo aquello que es pertinente a la realidad. Para saber si lo que conocemos es verdad tenemos que probarlo. Esto implica arriesgarse a tener que admitir que lo que creías que era cierto no lo es y cambiar de parecer.
Lo que creemos no debe ser lo que moldea la verdad, sino que la verdad sea lo que moldea lo que creemos.
Para lograr esto, tenemos que ser intelectualmente honestos. Las personas que no lo son, tienden a crear su propia realidad y – no sólo rechazan la verdad arbitrariamente – sino que militan en contra de ella.
Veamos algunas características y hábitos de personas que son intelectualmente deshonestas.
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Piensan que los que están en desacuerdo con ellos son “estúpidos,” menos intelectuales y/o sus argumentos no valen la pena
Muchas veces intentamos de convencernos de que algo es ridículo cuando no queremos ser retados por ello. Nos enajenamos y lo descartamos con burla y palabras que denigran la postura intelectual de otro. El problema es que la burla NO es un argumento. No dice nada en contra de una postura ni a favor de quién la trae – sencillamente busca colgarle un sentimiento negativo a una postura sin proveer evidencias en contra de la postura.
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Se enojan con los que no están de acuerdo con ellos
El enojo es lo que sucede cuando no nos sentimos en control de una situación y se nos hace necesario sobre-enfatizar nuestro dominio en una situación. Nos convencemos de que nuestro enojo es justificado por cuán incorrecto (o inmoral o absurdo o…) es su punto. Es importante entender que esta reacción es emocional y no intelectual. Cuando nuestro enojo vuelva a su estado normal, debemos preguntarnos: “¿Por qué me molesté?” Tal vez fue porque demostraron que estábamos en lo incorrecto y no queremos admitirlo…
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Atacas la persona, no el argumento
Cuando hablas de características de una persona o lo insultas, es un error de lógica llamado “ad hominem,” en el cual se ataca la persona y no el argumento. Por ejemplo, decir “Es que eres Cristiano” como un intento de desacreditar un argumento es un “ad hominem.” No estás hablando del argumento, sino de la persona. También se comete la falacia genética – que es desacreditar un argumento a base de su origen.
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Utilizan muchas citas y/o frases que no pueden apoyar con argumentos
Hay fraces que se escuchan frecuentemente y nos parecen racionales o bonitas y las repetimos sin pensar si son verdad o no. Las usamos y cuando nos cuestionan sobre ellas, caemos en uno de los tres puntos anteriores. Si decimos, por ejemplo, “Nada ha provocado más muertes que la religión,” ¿qué respondemos cuando nos demuestran que los números dicen otra cosa? ¿Qué pasa cuando decimos “Dios quiere tu felicidad” cuando lo que Dios quiere para ti es más importante que tu felicidad?
Una cita de un Cristiano o de un ateo no, necesariamente, es un argumento a favor de alguna de estas posturas, por ejemplo. Es raro que estas frases genéricas tengan peso.
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Nunca tienden a criticar ni dudar sobre sus propias creencias
Hay quiénes buscan puntos contrarios con el único propósito de criticar y atacarlos. Sin embargo, esto logra a que no tengamos que analizar nuestras propias creencias: sólo necesitamos hacer que el otro se vea mal. La razón por la cual esto funciona es que, desafortunadamente, las personas no tienden a ser persuadidos por argumentos razonables, sino por promociones. En este punto vale la pena preguntar: “¿Lo que creo es porque es razonable o porque me hace sentir bien?” Muchas veces rechazamos ideas contrarias porque no nos hacen sentir bien – pero, ¿prefierimos sentirnos bien o conocer la verdad? Recordemos que nuestras creencias tienen que ser moldeadas a la verdad, no al revés.
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Sólo leen y buscan aquello que está de acuerdo con lo que creen.
Los libros, páginas web, vídeos y hasta las personas que seguimos por Facebook y Twitter, todas se conforman a aquello que ya creemos y sirven para confirmar nuestra cosmovisión. Entonces, cuando se encuentran con posturas contrarias, se revierten a los puntos anteriores. Claro, leer y buscar cosas que apoyen nuestra cosmovisión no es inherentemente malo. El problema está en que no podemos aprender sobre posturas contrarias e inmediatamente las descartamos arbitrariamente. Si se está seguro de lo que se cree, ¿por qué huir intelectualmente de ideas opuestas?
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Es muy probable que las personas que se indentifiquen con estos puntos estén confundiendo su intelecto por sus emociones. Si tus razones para rechazar una ideología consiste de frases genéricas comunes, tal vez sea tiempo de reevaluar tu cosmovisión.
Lo que sentimos casi nunca es una buena medida de lo que es la verdad. La verdad es indiferente con cómo nos sintamos y no tiende a enfatizar nuestras emociones.
La pregunta final, pues, queda clara: ¿Qué prefieres: tu verdad o la verdad?
Nota del administrador: Este post se tomo del blog amigo http://verdadyfe.com
Estoy de acuerdo contigo en todo el post, sobretodo en la zona que dice «atacas a la persona». Me lleva pasando con mi pareja desde que la conocí, la quiero con locura pero es incapaz de debatirme con argumentos, siempre acaba cabreándose empleando malas maneras o insultándome.
Gracias por comentar en este blog
Dios te bendiga