Un Cristianismo a la Carta
Publicado: 4 junio, 2012 Archivado en: Lee Strobel 2 comentariosUn Cristianismo a la Carta.
No hay duda que cada vez se puede ver mas el pensamiento descrito por el siguiente post titulado por el mismo autos “LAS PERSONAS DEBERÍAN SER LIBRES PARA DECIDIR LO QUE QUIEREN CREER ACERCA DE JESÚS”
Este articulo es publicado para todos aquellos que tenemos la tarea de evangelizar, podamos ver uno de los panoramas que sin duda nos encontraremos. Los argumento para rebatir la postura sincretista son muchos, te recomiendo leer la obra de Strobel, L. (2008). El caso del Jesús verdadero: Un periodista investiga los ataques recientes contra la identidad de Cristo. Miami, FL: Editorial Vida.
“LAS PERSONAS DEBERÍAN SER LIBRES PARA DECIDIR LO QUE QUIEREN CREER ACERCA DE JESÚS”
Un Dios de diseño: En un mundo a la carta, ¿por qué no crear tu propia religión?
Titular de portada en Utne Reader1
Los estadounidenses escriben su propia Biblia personal. Se crean un Dios a su medida, y luego hablan incesantemente acerca de él.
Hanna Rosin, Washington Post2
Cuando era una jovencita, Wendi se vio forzada a asistir a la escuela dominical, pero nunca creyó lo que oía en aquellas clases. Años más tarde, tras sufrir un aborto espontáneo, quiso saber lo que le sucede al alma de los no nacidos. “Exploré el cristianismo, pero no obtuve respuestas satisfactorias,” afirmó. De manera que se inscribió en una clase de Metafísica, donde aprendió acerca de la vida después de la muerte, la intuición, y otros temas intrigantes.
Ahora esta conferenciante y asesora personal de ejecutivos ha creado su propio sistema de valores, que integra fragmentos de cristianismo, budismo, paganismo, metafísica, y mucho de Tao-te Ching, según el cual todo está hecho de energía. “Adopto lo que encuentra resonancias en mí de cada religión,” afirmó Wendi. Su criterio para escoger cada elemento se basa en “lo que funciona.”
¿Códigos morales? “Son solo una excusa de la religión para juzgar a otras personas.” ¿Conducta ética? “No creo en cosas correctas o incorrectas. Las cosas simplemente son. Si siento que he de hacer algo, pues lo hago.” ¿La otra vida? “No existe un hombre en ningún lugar del cielo esperando para mandarte al infierno cada vez que haces algo erróneo. Ni tampoco ningún Papá Noel sentado, esperando a recompensarte por hacer cosas buenas.”
La tolerancia es una virtud primordial. “Creo que todos los sistemas de valores son correctos para quien los tiene,” declaró también. “El mío es correcto para mí, el suyo lo es para usted, el de mi mamá lo es para ella, etcétera. No creo que tengamos que juzgarnos el uno al otro como veo que sucede en el cristianismo y otras religiones.” En lugar de intentar convertir a las personas a sus creencias, lo que hace es ayudar a otros a encontrar a su propio dios o diosa personal.3
Para Ed y Joanne, más que enseñarles a superar los problemas, los años de educación católica solo les han hecho más neuróticos. De manera que, igual que Wendi, también ellos han ido fabricando su propia religión sobre la marcha. Decidieron mantener a Jesús, porque “sus enseñanzas sobre el amor son grandiosas,” y después mezclaron elementos del Zen y de la Nueva Era. Echaron rápidamente por la borda el concepto del infierno. Para Ed, “esto son cosas que te dicen para asustarte”. Con respecto a esta espiritualidad a la carta, un artículo del Washington Post decía:
Ahora tienen tratos con un nuevo Dios, una versión amable de aquel con el que crecieron. Es sabio pero de habla suave, les anima cuando están tristes, se ríe con sus extravagancias. Su función es, esencialmente, la de validar, como el amigo por excelencia. Y lo mejor de todo es que siempre ha estado ahí. “Descubrimos al Dios de nuestro interior,” dijo Joanne. “Esta es la razón por la que necesitamos a Dios. Porque somos Dios. Y Dios me da la capacidad de crear mi propia espiritualidad.”4
A muchos que buscan respuestas espirituales, tal búsqueda no les lleva a las modernas instalaciones de las mega iglesias de los suburbios metropolitanos, o a la liturgia de una denominación tradicional. No están interesados en lo que un clérigo con alzacuellos pueda decirles que han de creer. A fin de cuentas, ¿por qué han de ser sus opiniones mejores que las de nadie?
“Las personas han puesto a un lado la autoridad religiosa de los credos, tradiciones, e iglesias y la han asumido personalmente” dijo James R. Edwards de Whitworth College. Y añadió, “la gente está hoy menos inclinada a acudir a las autoridades religiosas establecidas, y más a expresar sus propias preferencias religiosas.”5
De manera creciente, quienes buscan información religiosa dependen más de Internet que de la Historia de la iglesia, y de su propia intuición que del estudio formal. Conceden más valor a la sinceridad que a los datos doctrinales específicos. No se sienten atados a su crianza religiosa y están más que dispuestos a interpretar a Jesús desde una nueva óptica, para una nueva generación. Según un estudio del año 2005 realizado por la CBS, el 38 por ciento de los estadounidenses afirman que la búsqueda de la espiritualidad —sin importar adónde les lleve —es más importante que adherirse a las tradiciones de su iglesia.6
Esta tendencia a mezclar elementos de distintas tradiciones en nuevas formas híbridas continuará en el nuevo milenio, a medida que nuevas generaciones de buscadores, separados de su herencia religiosa exploran nuevas expresiones de fe. En su examen de la espiritualidad norteamericana que lleva por título Shopping for Faith (En busca de fe) Richard Cimino y Don Lattin escribieron: “Las religiones conocidas están decreciendo. La amplia gama de textos espirituales y libros de auto-ayuda abarcan un incesante menú de enseñanzas espirituales que pueden seleccionarse y combinarse para adecuarse a las necesidades individuales.”7
ESPIRITUALIDAD DE ANDAR POR CASA
Cuando se une el carácter independiente norteamericano con un escepticismo posmoderno hacia las instituciones, el resultado es el escenario que los teólogos llaman “sincretismo,” que es la fusión de los elementos de varias creencias en una nueva forma de espiritualidad. Como quien se sirve en el bufé de un suntuoso banquete, los sincretistas adoptan las doctrinas que les parecen apropiadas y ponen a un lado otras que consideran ofensivas o trasnochadas. La ortodoxia se convierte en “flexidoxia.”
La citada encuesta de la CBS puso de relieve que el 36 por ciento de los estadounidenses combinan en su fe las enseñanzas de más de una religión.8 Por ejemplo, el entrenador del equipo de baloncesto de Los Angeles Lakers, Phil Jackson, se autodenomina “un cristiano Zen,” mientras que una conocida actriz se identificó en una ocasión como una cristiana que participa en “la adoración de diosas.” Un ministro presbiteriano contaba que se sintió desconcertado cuando una mujer se le presentó diciéndole: “soy una presbiteriana budista.”9
“Es un acercamiento ecléctico —declaró Lynn Garrett, que se dedica a rastrear las tendencias religiosas en la industria del libro—. La gente toma ideas prestadas de distintas tradiciones, y después las añade a la religión que siempre han practicado. Pero no quieren saber nada de la religión organizada.”10
De hecho, a muchos estadounidenses les gusta Jesús, pero no la iglesia, a la que ven como exclusivista, condenatoria, intolerante y pretendiendo atar a las personas a la camisa de fuerza de los dogmas. Sin embargo, el Jesús que les gusta puede tener un aspecto muy distinto del Jesús histórico. Si la iglesia tradicional se imagina a Jesús como un retrato pintado con mucha precisión, los sincretistas le representan a menudo como arte abstracto, hasta el punto de que muchas veces no tiene casi nada que ver con el Jesús de los credos antiguos.
Para los sincretistas, no hay problema. Muchos de ellos encuentran a su Jesús más satisfactorio que el sentencioso personaje de quien oyeron hablar en la escuela dominical. Por otra parte, afirman, ¿quién está en condiciones de decir qué Jesús es más “real” que el otro? Si la historia se basa en la interpretación de alguien, entonces nadie puede estar seguro de quién fue realmente Jesús y de lo que enseñó. En esta era en que “tú tienes tu verdad y yo la mía,” lo importante llega a ser lo que “funciona” en cada vida individual.
“Lo que parece haber sucedido es que el concepto de un Dios personal o de un Jesús histórico ha sido sustituido por una idea de Dios o de Jesús —afirmó Edwards—. Y como cualquier idea, la de la libertad de expresión, por ejemplo, las ideas acerca de Dios y de Jesús se pueden interpretar de distintas formas.”11
Cuando miramos por el calidoscopio del sincretismo, la imagen de Jesús se quiebra en toda clase de nuevos y apasionantes formas y colores. Libres de la creencia en una verdad absoluta, los sincretistas injertan en su identidad elementos de la religión de los nativos americanos, las filosofías orientales, el misticismo judío, o el paganismo precristiano. Lo que emerge es un Jesús hecho a la medida de su cosmovisión, un Jesús de diseño.
Thomas Jefferson es un buen ejemplo de esta actitud. Siendo como era escéptico respecto a lo sobrenatural, se sirvió de una cuchilla de afeitar para eliminar físicamente las alusiones a los milagros, la deidad, y la resurrección de Jesús de los Evangelios, dejando únicamente sus enseñanzas morales. Esta idea radicalmente alterada de Jesús encajaba perfectamente en la filosofía de Jefferson. “Yo mismo soy una secta,” dijo: una iglesia de una sola persona.
En nuestros días, Oprah Winfrey es la reina del sincretismo. Winfrey creció en la Faith United Mississippi Baptist Church, donde se ganó el apodo de “Miss Jesus,” y posteriormente asistió durante cierto tiempo a la progresista iglesia de Chicago, Trinity United Church of Christ. Sin embargo, a lo largo de los años ha abrazado y refrendado tantas tendencias religiosas que un periodista dijo: “Es casi imposible responder esta sencilla pregunta: ¿Qué es lo que cree Oprah?”12 Marcia Nelson, que escribió un libro acerca de la espiritualidad de Winfrey, observó, “el Evangelio según Oprah no parece requerir ninguna forma de compromiso doctrinal.”13
El periodista David Ian Miller afirmó:
Los Estados Unidos tienen una larga historia de espiritualidad a gusto del consumidor que se remonta al menos a la época de Ralph Waldo Emerson y los trascendentalistas. Y este deseo de confeccionar religiones a gusto de cada cual no da muestras de desaparecer. Una encuesta de Newsweek de septiembre de 2005 puso de relieve que ocho de cada diez estadounidenses no creen que ninguna fe sea el único camino de salvación. No es, pues, de extrañar que algunos se dediquen a tejer con hebras de distintas creencias para crear su propia religión personal.14
Todo esto es muy atractivo para muchas personas. ¿Qué hay de malo con el acercamiento acrítico de Wendi, o en su disposición de conceder a todos la libertad de confeccionar personalmente una fe a la medida de cada cual? ¿Por qué Ed y Joanne no han de poder aceptar el amor de Jesús al tiempo que pasan por alto sus enseñanzas acerca del infierno? ¿Por qué no pueden las personas seguir los dictados de su corazón sin condenar a quienes creen otra cosa? Ciertamente esta actitud parecería muy provechosa para calmar las tensiones que existen entre las distintas religiones del mundo.
En último término, ¿no es acaso más importante la sinceridad de las personas que el hecho de que éstas se adhieran a todas las cláusulas de una determinada confesión de fe denominacional? Como preguntó Winfrey: “¿Es que acaso a Dios le importa el estado de tu corazón, o si llamas Jesús a su Hijo?”15
UN JESÚS A LA CARTA (fragmento de una entrevista)
Le expliqué a Copan que los casos de Wendi, Ed, y Joanne eran un buen ejemplo del fenómeno por el que muchas personas de nuestro tiempo se sienten cómodos confeccionando sus convicciones religiosas a medida. “Al parecer, muchos intentan librarse de la camisa de fuerza de los dogmas religiosos y se dedican a crearse un Jesús ‘personalizado’, tomando un poco de cristianismo y un poco de esta o aquella creencia —dije—. ¿Qué hay de malo en crearnos un Jesús que satisfaga nuestras necesidades?”
—Hemos de clarificar que el cristianismo no supone principalmente la suscripción de una serie de doctrinas, sino el desarrollo de una relación personal con la persona de Cristo. Se nos llama a cultivar una relación, no simplemente a creer una serie de doctrinas —observó Copan—. Las Escrituras son básicamente una narración de la interacción de Dios con la Humanidad. Si perdemos de vista esta noción de que Dios desea mantener una relación personal con los seres humanos, corremos el peligro de confundir la esencia de la fe cristiana. De esta relación personal surgirán, por supuesto, doctrinas, sin embargo cuando las Escrituras nos llaman a creer, nos están emplazando a poner nuestra confianza en alguien, no simplemente a estar de acuerdo con una serie de enseñanzas. Los propios demonios creen las doctrinas. Pero nosotros hemos de confiar nuestra vida a Cristo.
»También me gustaría saber lo que quieren decir cuando hablan de “dogmas.” Cuando alguien afirma rechazar los dogmas, ¿significa esto que tal persona no tiene convicciones acerca de la realidad, acerca de Dios, o acerca de la Salvación? A quienes rechazan los dogmas o la doctrina les preguntaría: ¿qué es lo que mueve sus vidas? ¿Hay algo por lo que piensan que vale la pena morir? Si no hay nada suficientemente importante para morir por ello, ¿hay entonces algo por lo que valga la pena vivir? Con frecuencia, las personas rechazan los dogmas o doctrinas cristianas porque disienten de ellos, y luego acaban adoptando su propio sistema de creencias dogmáticas. ¿Por qué, pues, elegir una serie de dogmas en lugar de otra?
»Pero quiero llevarlo al terreno personal —siguió diciendo Copan—. En 2 Corintios 11:3, el apóstol Pablo elogia una devoción pura y simple a Cristo. Los corintios mantenían elevadas aspiraciones de una fe sofisticada, sin embargo esto puede provocar un orgullo y una arrogancia que reducen la devoción a Jesús. Pablo estaba intentando llevarles de nuevo a lo esencial. Jesús lo expresa de manera muy sencilla: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y, ama a tu prójimo como a ti mismo.” Todo depende de esto. Es cierto que habrá dogmas vinculados a estas cosas, doctrinas verdaderas que deberíamos creer en vista de la existencia de Dios y de su relación con los seres humanos. Sin embargo, Jesús lo simplificó: ama a Dios y a tu prójimo.
—¿Qué piensa de esta tendencia a seleccionar ciertos aspectos de otras creencias e incorporarlos al cristianismo? —Le pregunté.
—Si realmente amamos a Dios, desearemos seguir sus enseñanzas. Si Jesús es la única revelación de Dios a nosotros, en tal caso nos conviene seguir lo que dijo e hizo. De modo que, ciertas doctrinas fluyen de manera natural de este hecho: la divinidad de Jesús, su muerte por nuestra salvación, su resurrección, su mandamiento de que vivamos vidas justas, etcétera. No deberíamos intentar crear un Jesús o una serie de doctrinas a nuestro antojo, porque haciendo esto estaríamos negando la realidad. Jesús refleja la realidad, por ello hemos de alinearnos con él.
—Si Jesús define la realidad —insistí—, ¿está entonces diciendo que no hay verdad en ninguna otra religión?
—Creo que hay ciertas verdades en otras religiones —contestó Copan con rapidez—. Como afirmó el escritor escocés George MacDonald, “La Verdad es verdad, la pronuncien los labios de Jesús o los de Balaam.” Hemos de afirmar la verdad allí donde la veamos, sin embargo hemos también de recordar que a ciertas creencias siguen unos vínculos determinados. Si creemos que Dios existe, tendremos que rechazar ciertos aspectos de, digamos, el budismo, principalmente, la inexistencia de Dios. Si aceptamos la existencia de Dios, entonces hay grandes porciones de la filosofía oriental que son erróneas en este punto. Esto no significa que tales sistemas religiosos sean cien por cien erróneos, pero sí lo son cuando colisionan con una idea que es correcta. No podemos decir, “creo en la resurrección de Jesús, pero también creo en la reencarnación.” Si es cierto que Jesús realmente se levantó de los muertos, la reencarnación no puede ser al mismo tiempo verdadera. Los seres humanos tienen una oportunidad en la Tierra y después han de hacer frente a un juicio.
—¿Deberíamos entonces permitir que Jesús hablara por sí mismo? —Le pregunté.
—Sí. Muchas veces, la gente pone palabras en su boca que Él no pronunció. Este tipo de acercamiento a la fe cristiana es insensato y superficial: sí, claro que soy cristiano. ¡Sin duda!, pero creo en la reencarnación. Bien, en este caso no has considerado seriamente la cosmovisión cristiana. Es como quien afirma que todas las religiones son básicamente lo mismo. Aparte del asunto de si Dios existe o no, de cuál es el problema humano y su solución, o de la naturaleza de la otra vida, sí, sin duda, aparte de estas menudencias, todas las religiones son más o menos lo mismo. Dijo él con jocosa ironía.
»Si Dios ha irrumpido en el mundo y ha hablado por medio de Cristo, entonces vamos a tener que aceptar ciertas creencias. No nos toca a nosotros decir, “esto me gusta, y aquello, no.” C. S. Lewis dijo que de buen grado desecharía la doctrina del infierno, pero concluyó que no podía, porque la aceptación de las afirmaciones de Cristo y las enseñanzas del Nuevo Testamento se lo impedían. Creo que hemos de tener esta clase de honestidad.
»Es lícito decir que ciertas doctrinas nos parecen perturbadoras. Pero pretender decidir a nuestro antojo qué doctrinas aceptamos y cuáles rechazamos, es negar las enseñanzas de Jesús, quien por medio de su resurrección ha demostrado que sus pretensiones de ser el Hijo de Dios eran auténticas, estando, por tanto, en condiciones de decirnos lo que es cierto y lo que no.
»Mirémoslo de este modo: podemos tener preferencias subjetivas con respecto a las doctrinas que nos gustan y las que no. Pero nuestras preferencias subjetivas no pueden cambiar la realidad objetiva de que Jesús es la única revelación de Dios para la Humanidad. Si queremos sincronizar con la realidad, hemos de sincronizar con Él. No podemos cambiar la realidad negándonos a creer ciertas doctrinas que Jesús afirma. Puede que no nos guste la doctrina del infierno, pero esto no puede cambiar la realidad objetiva de su existencia. Nuestro deseo no puede anular su realidad. O bien existe, como afirma Jesús, o no.
Sopesé su argumento por un momento intentando dar forma a una respuesta.
—En cierto sentido —dije finalmente—, todo depende de la Resurrección.
—Es cierto —respondió—. Si Jesús realmente resucitó de entre los muertos, este hecho vindica sus afirmaciones de que realmente es el único Hijo de Dios. Y si es el único Hijo de Dios, podemos entonces confiar que sus enseñanzas son verdaderas. Y por ello, cuando añadimos o quitamos cosas de su enseñanza, nos equivocamos, puesto que estamos creyendo algo que no se corresponde con la realidad.
1 Utne Reader (ago. de 1998)
2 Hanna Rosin, “Believers in God, If Not
3 David Ian Miller, “Finding My Religion,”www.sfgate.com/cgi- bin/article.cgi?file=/g/a/2006/07/24/findrelig.DTL (12 de ene. de 2007).
4 Rosin, “Believers in God, If Not Church.”
5 James R. Edwards, Is Jesus the Only Savior? (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2005), 3.
6 “Mixing Religious Teachings,” CBS Poll (29 de jun. de 2005), www.cbsnews.com/stories/2005/06/29/opinion/polls/main705181.shtml (4 de ene. de 2007).
7 Cimino y La!in, Shopping for Faith, 26.
8 “Mixing Religious Teachings,” Encuesta
9 Edwards, Is Jesus the Only Savior? 5.
10 Rosin, “Believers in God, If Not Church.”
11 Edwards, Is Jesus the Only Savior? 5.
12 Terry Ma!ingly, “Oprah and Her American Faith,”
http://www.kitsapsun.com/bsun/fe_religion/ article/0,2403,BSUN_19075_5269707,00.html (11 de ene. de 2007).
13 Ibíd. Ver también Marcia Nelson, The Gospel According to Oprah (Louisville: Westminster John Knox, 2005).
14 Miller, “Finding My Religion.”
15 “The Gospel According to Oprah,”
Strobel, L. (2008). El caso del Jesús verdadero: Un periodista investiga los ataques recientes contra la identidad de Cristo. Miami, FL: Editorial Vida.
¿Cómo se llama Dios? Los judíos afirman que el nombre auténtico se perdió hace siglos; los cristianos le dicen Jesús; los musulmanes, Alá. […] Así que, ¿cómo se llama?”. El diario publicó la pregunta, seguida de esta respuesta: “Según las antiguas doctrinas hebreas, Dios es omnipotente, por lo que no puede verse limitado a un solo nombre. Le garantizo, no obstante, que Él (o Ella) le escuchará si usted emplea respetuosamente la designación que prefiera”.
Saludos.
Usted dice:
¿Cómo se llama Dios? Los judíos afirman que el nombre auténtico se perdió hace siglos; los cristianos le dicen Jesús; los musulmanes, Alá. […] Así que, ¿cómo se llama?”.
Respuesta:
El nombre del Dios de la Biblia, el único y verdadero es YHVH.
Jehová (hebreo: Yahweh or Jehovah) El nombre Yahweh es el nombre personal de Dios y el que más se emplea en las Escrituras (6825 veces). En hebreo, el nombre se escribe: YHVH o hwhy. Aunque es incierta, la verdadera pronunciación de la palabra es probablemente Yahveh o Yahweh. La gran mayoría de maestros de la Biblia creen que el nombre Yahweh proviene del verbo hebreo hayáh – “ser” (Éxodo 3:14). El nombre denota la eternidad, inmutabilidad, y unicidad de Dios. Es importante reconocer que el Señor Jesucristo usó este nombre con respecto a Sí mismo (Juan 8:58-59) y así afirmó Su deidad.
“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.” (Éxodo 3.13–14, RVR60)
“Dijo además ’Elohim a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: YHVH, el Dios de vuestros padres, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi Nombre para siempre jamás, y éste es mi memorial de generación en generación.” (Éxodo 3.15, BTX)
No se equivoque amigo Ala y YHVH. no son el mismo.
El dios de los musulmanes no es el Dios Judiocristiano.
Usted dice:
Los judíos afirman que el nombre auténtico se perdió hace siglos
Respuesta:
Esa afirmación es mentira. Los Judíos en su Biblia conocen muy bien el nombre de Dios.
Usted dice:
los cristianos le dicen Jesús; los musulmanes, Alá. […] Así que, ¿cómo se llama?”.
Respuesta:
Esta pregunta solo denota una cosa, usted desconoce 100% del tema. Usted tendrá que estudiar la trinidad de YHVH para entender por que los Cristianos le llamamos a Dios Yejoshúa en español Jesús. Segunda persona de la trinidad.
Usted dice:
“Según las antiguas doctrinas hebreas, Dios es omnipotente, por lo que no puede verse limitado a un solo nombre.
Respuesta:
En efecto, Dios es omnipotente. Lo que no puede hacer el hombre es limitar la soberanía de Dios.
Si Dios el omnipotente a determinado ser llamado de una determinada manera ¿quien es el hombre para negarse.?
No obstante el Dios omnipotente se ha hacho llamar de distintas maneras.
Los Nombres de Dios
En lo siguiente, consideraremos brevemente los nombres de Dios.
Dios (hebreo: El) La palabra el es uno de los más antiguos y comunes nombres de Dios empleados por las gentes semíticas (arameo, hebreo, etc.). El significado exacto de la palabra es incierto. Probablemente denota poder, fuerza, grandeza, y majestad. Este nombre se emplea 208 veces en las Escrituras (Éxodo 34:14; Salmo 19:1; Isaías 43:12).
Dios (hebreo: Eloah) El significado exacto de la palabra eloah es incierto. Probablemente comunica las mismas ideas que el nombre el – poder, fuerza, grandeza, y majestad. La palabra se encuentra 56 veces en el Antiguo Testamento (41 veces en el libro de Job 22:12; 27:3; 27:8; 33:12; 37:22; 40:2).
Dios (hebreo: Elohim) La palabra elohim es el primer nombre de Dios que aparece en las Escrituras (Génesis 1:1) y se emplea más veces con referencia a Dios que cualquier otro nombre en las Escrituras (2570 veces). El nombre elohim es probablemente la forma plural de eloah y comunica las mismas ideas de fuerza y poder. En las Escrituras, elohim se traduce de cuatro maneras distintas según el contexto. La palabra puede referirse a: (1) Dios; (2) dioses; (3) ángeles o (4) jueces. El hecho de que elohim es plural es muy importante y tiene dos posibles interpretaciones: Primero, todos los idiomas semíticos emplean el plural para comunicar que algo es excepcional o único. Un pequeño cuerpo de agua se llama “agua”, pero un cuerpo inmenso de agua se llama “aguas.” La palabra plural elohim se emplea con respecto a Dios, no porque hay más que un Dios, sino porque Él es el grande e incomparable Dios, el único Dios verdadero sobre todos los falsos dioses. Segundo, la palabra plural elohim posiblemente denota la pluralidad de personas en la Trinidad.
Dios (arameo: Elah / griego: Theos) La palabra aramea elah se traduce “Dios” en el libro de Esdras (4:8-6:18; 7:12-26) y en el libro de Daniel (2:4-7:28). Los dos libros tienen partes escritas en arameo. La palabra griega theos se traduce “Dios” a través de todo el Nuevo Testamento. Ninguno de estos dos nombres contribuyen con algo nuevo a nuestro entendimiento acerca de Dios.
El Altísimo (hebreo: Elyon / Arameo: Illai / Griego: Hupsistos) La palabra hebrea elyon se traduce “Altísimo” y denota la supremacía y majestad indescriptible de Dios. En Salmo 97:9, leemos, “Porque tú, Jehová, eres alto sobre toda la tierra: Eres muy ensalzado sobre todos los dioses.” La palabra se emplea 31 veces en las Escrituras. En los pasajes arameos de Daniel (2:4b- 7:28), el nombre “Altísimo” se traduce de la palabra aramea illai. En el Nuevo Testamento, el nombre “Altísimo” se traduce de la palabra griega hupsistos ( Marcos 5:7; Lucas 1:32, 35, 76; 6:35; 8:28; Hechos 16:17; Hebreos 7:1).107 SRV
El Todopoderoso (hebreo: Shaddai / griego: Pantokrátor) La palabra hebrea shaddai se traduce “Todopoderoso”, y denota el infinito poder de Dios. En la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento), la palabra shaddai se traduce pantokrátor (todopoderoso), y en la Vulgata, se traduce omnipotens, de la cual deriva la palabra español “omnipotente”.
Señor (Hebreo: Adon, Adonai) El nombre Adon denota señorío y posesión. En las Escrituras, cuando el nombre se encuentra en una forma plural [i.e. Adonai] siempre se refiere a Dios. La forma plural denota intensidad – Dios es el absoluto Señor de todo sin excepciones (véase Elohim arriba). El título Adonai denota el Señorío de Dios sobre toda la creación. También comunica mucho acerca de la relación que existe entre Dios y Su pueblo. Como el Dueño y Señor, Él se ha comprometido a Sí mismo a cuidar Su pueblo y suplir sus necesidades. Como siervos del Señor, nos comprometemos a servirle con absoluta obediencia. El nombre Adonai aparece 456 veces en las Escrituras con referencia a Dios.
Jehová (hebreo: Yahweh or Jehovah) El nombre Yahweh es el nombre personal de Dios y el que más se emplea en las Escrituras (6825 veces). En hebreo, el nombre se escribe: YHVH o hwhy. Aunque es incierta, la verdadera pronunciación de la palabra es probablemente Yahveh o Yahweh. La gran mayoría de maestros de la Biblia creen que el nombre Yahweh proviene del verbo hebreo hayáh – “ser” (Éxodo 3:14). El nombre denota la eternidad, inmutabilidad, y unicidad de Dios. Es importante reconocer que el Señor Jesucristo usó este nombre con respecto a Sí mismo (Juan 8:58-59) y así afirmó Su deidad.
Jehová (hebreo: Yah) El nombre Yah aparece 48 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Salmos y en la exclamación hallelujah (i.e. “!Alaba Yahweh!” o “!Alaba al Señor!”). La palabra yah también forma parte de varios nombres en las Escrituras: Elías o Elijah – i.e. “Mi Dios es Yahweh” o “Yahweh es Dios.”
Una Mirada Más Cercana a Yahweh
En lo siguiente, consideraremos brevemente los nombres compuestos de Dios que se forman usando el nombre Yahweh. Cada nombre nos dará un entendimiento más grande de la persona y obra de Dios.
Simplemente consideraremos cada nombre cuidadosamente y con mucha oración.
Jehová de los Ejercitos (hebreo: Yahweh-Sabaoth)
Jehová el Altísimo (hebreo: Yahweh-Elyon)
Jehová Proveerá (hebreo: Yahweh-Jireh)
El Señor es mi Bandera o Estandarte (Hebreo: Yahweh-Nissi)
El Señor que Santifica (Hebreo: Yahweh-Qadesh)
El Señor es Mi Pastor (hebreo: Yahweh-Raah)
El Señor Tu Sanador (hebreo: Yahweh-Rafah)
El Señor es Paz (hebreo: Yahweh-Shalom) El Señor está Aquí o Presente (hebreo: Yahweh-Sama)
El Señor Justicia Nuestra (hebreo: Yahweh-Tsidkenu)
Usted dice:
Le garantizo, no obstante, que Él (o Ella) le escuchará si usted emplea respetuosamente la designación que prefiera”.
Respuesta:
Esto es mentira ya que el único Dios verdadero, el de la Biblia, nos ha ordenado que solo a trabes de Jesús podemos ir a Él para ser escuchados.
Dios lo bendiga.