Doctrinas Del Islam
Publicado: 22 mayo, 2012 Archivado en: Sin categoría 1 comentarioDoctrinas Del Islam
Por: Luisa Jeter De Walker
Las doctrinas principales del Islam se resumen en seis artículos de fe: en Dios, sus ángeles, sus libros, sus profetas, el día del juicio y los decretos soberanos de Dios.
Dios
-> La creencia más importante del Islam es la existencia de un solo Dios, Alá. Él es eterno, santo, soberano y todopoderoso. Es el Creador del cielo y la tierra, el Dios de la Biblia, el Dios de Abraham y sus descendientes, el Dios quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamento y a Jesús.
Jesucristo
-> El Islam reconoce a Jesús (llamado Isa) como profeta, un hombre perfecto, pero no lo considera como el Hijo de Dios. Algunos dicen que era hijo del ángel Gabriel.
El llamar a Jesús el Hijo de Dios escandaliza a los musulmanes. Suponen que creemos que Dios tuvo relaciones sexuales con María, y como resultado nació Jesús. Por supuesto, no creemos eso. Él siempre existente Hijo de Dios se encarnó en la virgen María no por la unión sexual sino por la obra del Espíritu Santo. Así tomó Dios el Hijo un cuerpo humano y añadió la naturaleza humana a su deidad. Lo hizo para poder vivir entre nosotros, revelarnos la voluntad y naturaleza de Dios, tomar la culpa por nuestros pecados y morir—el Creador por su creación—en nuestro lugar.
Los ángeles anunciaron a María (Lucas 1:26–38), a José (Mateo 1:18–23) y a los pastores (Lucas 2:8–14) el nacimiento del Salvador que había de venir, y Gabriel lo llamó el Hijo de Dios (Lucas 1:35). Dios habló desde el cielo anunciando que Jesús era su Hijo (Mateo 3:13–17; 17:1–5). Jesús se refería a Dios como su Padre y se llamó el Hijo de Dios (Juan 3:16; 5:17–30).
-> Se enseña que Jesús no fue crucificado, que las autoridades crucificaron a otra persona creyendo que era Él. Jesús fue al cielo y volverá, aceptará las enseñanzas del Islam y morirá.
Los sacerdotes que exigían la muerte de Jesús lo conocían bien. Estuvieron presentes en el juicio ante Pilato y en la crucifixión y no habrían permitido tal sustitución. El desánimo de los discípulos verifica la muerte de su líder. Juan y la madre de Jesús presenciaron la crucifixión y podían identificarlo (Juan 19:25–27). Muchos testigos oculares, aun cuando esto los llevaba al martirio, aseveraban que Jesús murió, resucitó y ascendió al cielo. Volverá, no para morir sino para reinar sobre el mundo.
El Espíritu Santo
-> El Islam enseña que el Espíritu Santo es sólo una emanación de Dios y no una persona. Enseña que Jesús como infante en la cuna habló profetizando la venida de Mahoma y después se refería a él cuando prometió la venida del otro Consolador en Juan 14:16, 26.
La venida del Espíritu Santo que se narra en Hechos 2:1–4 es el cumplimiento de la promesa dada en Lucas 3:16; Juan 14:16, 26; Hechos 1:1–8. Lo confirma Pedro en Hechos 11:15, 16.
Según las Escrituras el Espíritu Santo es una persona. Él intercede por nosotros (Romanos 8:26, 27), nos instruye, es nuestro Consolador, se entristece y muestra otros atributos personales que un principio impersonal no tendría (Juan 14:16, 26; 16:7, 8, 13–15; Efesios 4:30).
La Trinidad
-> Los musulmanes creen equivocadamente que los cristianos adoramos a tres dioses: Jesús, María y Dios el Padre.
Esta no es la Trinidad que adoramos. Los evangélicos honramos a María porque permitió que Dios se valiera de ella como instrumento, pero no la adoramos ni oramos a ella. Creemos que Dios ha existido desde la eternidad pasada y siempre existirá en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Santísima Trinidad. Cada uno tiene su propia identidad y esfera de acción, pero son tan unidos en carácter, propósito, poder y acción que se presentan como tres en uno, una Trinidad.
La Biblia declara que hay un solo Dios, pero lo presenta en más de una persona. Vemos esta pluralidad en acción unida desde el primer capítulo de la Biblia. Génesis 1:1 dice que Dios creó los cielos y la tierra. En 1:2 el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas. En 1:26 Dios dijo a los otros miembros de la Deidad que compartían su imagen y semejanza: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.” Y 1:27 dice: “Y creó Dios al hombre a su imagen.”
El nombre Elohim usado para Dios muchas veces en el Antiguo Testamento es plural. El Salmo 2 habla del Hijo de Dios. Isaías profetizó (7:14; 9:6) que nacería de una virgen un niño que se llamaría Emanuel (Dios con nosotros), Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz.
Jesús mandó bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:18–20). Enseñó acerca del Espíritu Santo, el otro Consolador, a quien el Padre enviaría (Juan 14:16, 26). El Espíritu Santo vino para residir en los creyentes y darles poder, de modo que Hechos de los Apóstoles bien pudiera llamarse Hechos del Espíritu Santo (Hechos 1:1–8; 2:1–47).
Pablo inicia sus epístolas invocando la gracia de Dios el Padre y del Señor Jesucristo. En muchos pasajes enseña que Jesús es el Hijo de Dios y habla del Espíritu Santo (Romanos 1:1–5; Gálatas 4:4–7; Colosenses 1:1–23). Juan escribió su Evangelio para que el lector pudiera creer que Jesús es el Hijo de Dios y así alcanzar la vida eterna en Él (Juan 20:31). Habla también en sus epístolas de la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (1 Juan 5:5–9; 2 Juan 9), y el Apocalipsis es la revelación de Jesucristo. En casi todas las epístolas se halla enseñanza respecto a los tres miembros de la Trinidad.
Los ángeles y otros espíritus
-> Se cree que los ángeles interceden ante Dios por los hombres. Algunos llaman al arcángel Gabriel el Espíritu Santo. Trajo de Dios las revelaciones para Mahoma. Los jinn (genios) son espíritus buenos y malos, en un nivel inferior a los ángeles y superior a los hombres. Uno de ellos es Shaitin (Satanás), también llamado Iblis (del término griego diabolos). Es el tentador y encabeza un grupo de espíritus malos, los Shaiyatin.
Nosotros también reconocemos la existencia de los espíritus buenos (los ángeles) y los malos (los demonios). Vemos en la Biblia y en la actualidad el ministerio de los ángeles a los siervos de Dios, y vemos el conflicto con las fuerzas malignas bajo la dirección de Satanás. La Biblia presenta a Gabriel como un ángel de alta categoría, no como el Espíritu Santo. Es un mensajero de Dios y no daría una revelación falsa, pero algún espíritu mentiroso haciéndose pasar por Gabriel pudiera hacerlo.
Según Jesús, Satanás es “mentiroso y padre de mentira” (Juan 8:44). “Se disfraza como ángel de luz” (2 Corintios 11:14). Es el gran imitador de las cosas de Dios y suele dar “revelaciones” falsas a los humanos, de donde han salido muchas herejías y religiones falsas. Pablo indica que debemos juzgar las profecías (1 Corintios 14:29). Si no concuerdan con la Palabra de Dios, la Biblia, no son de Él. Nos advierte 1 Juan 4:1–3 el peligro de espíritus engañadores y nos exhorta a “probar los espíritus si son de Dios”. Se los conoce por lo que dicen acerca de Jesús.
La Biblia y la autoridad
-> El Islam enseña que Dios ha dado cuatro libros a la humanidad: La ley (Torá) dada a Moisés, los Salmos (Zabur) dados a David, el Evangelio (Injil) dado a Jesús, y el Corán dado a Mahoma. Como la revelación final, el Corán sustituye a los libros anteriores de Dios y es la expresión de su voluntad para los seres humanos hoy. En cuanto a la Biblia, se dice que los cristianos la han cambiado en ciertas partes, ajustándola a sus creencias, de modo que no se puede confiar en ella.
Much as evidencias confirman que la Biblia es fidedigna y es la inspirada Palabra de Dios. La comparación con manuscritos antiguos muestra que los cristianos no han alterado sus enseñanzas. Más bien se encuentran alteraciones en el Corán de los acontecimientos bíblicos a los cuales Mahoma se refería. Él conocía muy poco de la Biblia y a veces sus “revelaciones” se contradecían o eran una versión errada de la enseñanza bíblica.
Los decretos y la salvación
-> Se enseña que lo que sucede—bueno o malo—ha sido predestinado por los decretos de Alá, aun la fe o la incredulidad de cada persona. El deber del hombre es someterse a la voluntad de Dios, abrazando la fe del Islam y cumpliendo con sus requisitos. No creen en la muerte de Cristo como sacrificio por nosotros.
Aunque Dios es soberano, ha dado al hombre el libre albedrío, el privilegio de escoger, y nos exhorta a escoger el bien (Deuteronomio 30:19; Josué 24:14–24). La humanidad se ha apartado de Dios y se encamina hacia la perdición eterna, pero Dios ofrece a todos la salvación gratuita en Cristo. Él no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9). Predestina la salvación de todos los que la aceptan. Se pierden quienes la rechazan. Tenemos la responsabilidad de nuestra decisión. Nuestra salvación depende de creer en Cristo y aceptarlo como Salvador y Señor de nuestra vida (Juan 3:16; 20:31; Hechos 2:37–39; Romanos 6:23; 1 Juan 1:5–9).
El juicio y la vida futura
-> Se enseña que en el día final sonará la trompeta y todos los muertos resucitarán. Todos los no musulmanes irán al infierno. De cada musulmán los hechos malos y los buenos se pesarán en la balanza. Si pesan más los buenos, entrará en el paraíso, a menos que Dios en su soberanía opte por rechazarlo. Si los hechos malos pesan más, será echado al infierno.
Jesús prometió al ladrón arrepentido en la cruz que ese día estaría con Él en el paraíso (Lucas 23:39–43). No dependía de tener más obras buenas que malas. Hay dos resurrecciones y dos juicios futuros. La primera resurrección es de los salvos que han muerto confiando en el Salvador. Ellos irán con Cristo al cielo y sus obras serán juzgadas para darles su recompensa en el reino de Dios (1 Tesalonicenses 4:13–18; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 11:18). Al cabo de mil años resucitarán y serán juzgados y echados al lago de fuego los que no han aceptado la salvación que Cristo ha provisto para todos (Apocalipsis 20:1–15).
-> El paraíso es un lugar de gran placer, ríos hermosos, jardines, frutas deliciosas y mujeres bellas para el deleite de los hombres.
La Biblia habla de la Jerusalén celestial como lugar de belleza y gozo indescriptible (Apocalipsis 21:1–22:5). ¡Pero no dice nada de bellas mujeres para el deleite de los hombres! Al contrario, Jesús dijo que en el cielo seremos como los ángeles de Dios que no se casan (Lucas 20:27–36).
El Trato Con Los Musulmanes
John Elder, misionero presbiteriano durante veinticuatro años en Irán, señala varios principios fundamentales para los que trabajan entre los musulmanes. Mostrarles amistad y no tratarlos como enemigos. Conocer sus costumbres y observar la cortesía que exige su cultura. No hablar en contra de Mahoma o llamarlo un falso profeta; eso solamente los antagoniza y los pone a defenderlo.
Si le preguntan al obrero cristiano qué opina de Mahoma, puede responder sencillamente: “Si yo lo hubiera aceptado, no sería cristiano.” Luego puede señalar que lo que le interesa es Jesucristo y testificar de lo que Él ha hecho y hace ahora. Los musulmanes se interesan mucho en el testimonio personal.
La paciencia, perseverancia y oración son esenciales. A veces uno siembra el evangelio por años sin ver ningún resultado, pero la cosecha vendrá. El que se convierte necesita la amistad y apoyo cristianos para no ceder a la presión de volver al Islam.
En treinta y un países el gobierno islámico impone restricciones contra el evangelismo. En algunos, leyes estrictas prohíben el intentar convertir a un musulmán. El que se convierte corre el riesgo de ser asesinado por su propia familia o de ser echado del hogar y declarado muerto para ellos. Algunos son creyentes “en secreto” mientras oran por la salvación de sus familiares.
Los medios principales de evangelización son los programas evangélicos de radio y televisión, los materiales impresos, la sanidad divina en respuesta a la oración y el evangelismo personal. Se recomienda el Evangelio según San Lucas para la lectura inicial. Muchos que no se atreven a asistir a reuniones evangélicas se interesan en saber lo que creen los cristianos, aunque sea para combatirlo. Compran Biblias, libros y otros materiales impresos en librerías cristianas, o responden a la oferta por radio de un curso por correspondencia gratuita. En 1969 un conjunto de organizaciones misioneras que publicaban cursos por correspondencia indicó que doscientos cincuenta mil musulmanes de casi todos los países árabes o donde se hablaba el arábigo se habían matriculado en los cursos. Desde entonces han aumentado en número y muchos indican que han aceptado a Cristo por lo que han aprendido.
El amor cristiano en acción facilita el trato individual en clínicas, hospitales, orfanatos, escuelas, comedores y hogares para los desamparados, y ayuda en tiempos de desastre.
Para principios de la década de los años noventa el mundo evangélico comenzó a concentrar sus oraciones y esfuerzos más que nunca en llevar a los musulmanes a una fe salvadora en Cristo. Y Dios está contestando sus oraciones.
de Walker, L. J. (1994). ¿Cuál camino?. Miami, FL: Editorial Vida.
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