25 Años de Matrimonio
Publicado: 27 octubre, 2010 Archivado en: Daniel Brito, Matrimonio | Tags: amor, esposa, esposo, matrimonio, Palabra de Dios, Pastor Daniel Brito 1 comentario25 Años de Matrimonio
Por Pastor Daniel Brito
El año pasado escribí éste artículo, cuando mi esposa y un servidor cumplimos 25 años de matrimonio. En este día, estamos cumpliendo 26 años de matrimonio, y he decidido publicarlo otra vez, porque creo que tal vez sirva de bendición a alguna persona. Agradezco a Dios por la institución del matrimonio, que es el método Bíblico y saludable para uno gozar de su cónyuge, y de su familia.
Para mí es especial por la sencilla razón que he pasado un poco más de la mitad de mi vida con mi esposa. Eso me hace pensar en las estadísticas sobre el divorcio que se mantiene tal vez al mismo ritmo que en el tiempo que contrajimos matrimonio, y es casi en el cincuenta por ciento.
En 26 años, ¿hemos estado de acuerdo todo el tiempo? La respuesta es un NO. Sería imposible que dos personas estuvieran de acuerdo todo el tiempo. No importa si son esposos, o si entre hermanos carnales, o entre padres e hijos(as), o entre hermanos de la iglesia, siempre hay diferencia de pensar, porque somos individuales. De ahí que el lugar que uno le dé a la Palabra de Dios en la vida de uno, sea lo que decida el rumbo que uno va a seguir.
Notemos que el problema del ser humano es el egoísmo. El egoísmo es parte de la naturaleza caída, y consecuencia del pecado original. De ahí que la Palabra de Dios hable tanto en contra del egoísmo. El egoísmo no hace acepción de personas, las visita a todas. No importa si es espiritual o no. No importa si es convertido o no. Es parte del ego, o el “yo” de la persona, el cual busca el agrado personal más que el agradar a la otra persona. La Palabra de Dios nos dice claramente el Plan de Dios para la familia, y es porque Dios conoce muy bien el problema y las debilidades del ser humano. Por eso leamos el Texto Sagrado en Efesios 5:21-33:
«Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. 25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, 29 pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo. 31 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.» – NVI.
Noten que el Texto Sagrado nos dice dos cosas importantes: la primera es a las esposas sobre el someterse a sus esposos. La segunda es a los esposos sobre el amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia. Es bien claro que al mandato de Dios, hay un rechazo casi inmediato, sea en actitud, o sea en el pensamiento. Sea por la esposa, o por el esposo. La esposa se queja sobre el por qué tiene que someterse. El esposo cree que para él la orden es solamente amar a su esposa en la forma común que el hombre sabe amar, y se rebela al mandato de Dios.
Pero noten que Dios sabía muy bien lo que quería decir, y es porque si la mujer decide someterse a su esposo, va a pensar en agradarlo a él, en vez de estarse quejando de sus defectos. Y si el esposo decide amar a su esposa como CRISTO amó a la Iglesia, entonces no va a pensar en agradarse a sí mismo, ni estar pensando en los defectos de su esposa, sino en agradar a su esposa, y entregarse a ella del todo.
La clave para el matrimonio está en el obedecer a la Palabra de Dios, en vez de querer hacer lo que el ser humano en su egoísmo quiere hacer. No en vano dijo JESÚS en Mateo 16:24-25:
«Luego dijo Jesús a sus discípulos: -Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. 25 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.» – NVI.
Nadie puede seguir al Salvador, si no crucifica el YO, que tanto uno valora. Para muchos, ese es el estorbo más grande que tienen para seguir a JESÚS. Así es igual en el matrimonio. JESUCRISTO dijo en Marcos 10:6-8:
«Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. 7 “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, 8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.” Así que ya no son dos, sino uno solo. 9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» – NVI.
Es claro, que si son una sola carne, deben pensar igual. Ese pensar igual no es fácil, solamente lo es a través de la obediencia de la Palabra de Dios, que lo guía a uno por medio del Espíritu Santo, a toda Verdad.
Seguiremos el tema……..
Que Dios les bendiga.
*Este escrito fue publicado por primera vez el 25 de Marzo, 2008.
Le doy gracias a Dios por mis 20 años de matrimonio
y que Él nos mantenga unidos 10000 años más